domingo, 28 de abril de 2013

LA BIBLIA

Supongo que varios de los que tuvimos la suerte de estar en el encuentro de este viernes, 26 de abril, no hemos resistido a la "tentación" y hemos mirado con nuevos ojos este libro. Cuesta trabajo llamarlo así, libro. Es tanto lo que encierra, es tanto lo que podemos llegar a conocer, comprender y amar a través de su estudio y lectura que  esta simple palabra se queda muy pequeña.

Como creyentes sabemos (Prólogo del Evangelio de San Juan) que Jesús es la encarnación del Verbo, y que todo lo creado se hizo por el Verbo. Sabemos por tanto del poder creador de la Palabra de Dios. Si pensamos que en la Biblia encontramos precisamente esto, la Palabra de Dios desde el comienzo de la creación, su culminación en los días en que habitó entre nosotros, el anuncio de los últimos tiempos y la esperanza futura... ¡Cuánto poder creador, renovador, transformador de cada uno de nosotros  podremos encontrar en sus páginas?

Si además hemos tenido la suerte de conocer (gracias, padre Carlos) los distintos libros que la componen y los diferentes tesoros que podemos encontrar en ellos, es lógico que ardamos en deseo de ir leyéndola y releyéndola, de ser vencidos por el sueño con ella entre las manos  inmumerables noches, de aprender a desgranarla y a dejar que nuestro corazón sea transformado por ese maravilloso poder creador del que todos venimos.

¿Cuántas veces hemos deseado estar junto a Dios, junto a  Jesús,  sentir su presencia? Caigamos en la cuenta de que todos, en nuestra casa, lo tenemos. Abramos sus páginas para dejar que esa presencia se haga cada vez más real en cada uno de nosotros.

Esta aventura en la que estamos inmersos comenzó con la siguiente frase: ¿Todavía no has tirado la Biblia?...

Saludos a todos y espero ansioso el próximo viernes. 

 

 


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